Editorial El Mercurio: Preservar nuestro recurso pesquero
En parte, se trató de sincerar la cuota autorizada, que año a año se alejaba más de las posibilidades reales de pesca: los desembarques de jurel a nivel nacional representaron el 87 por ciento de la cuota global en 2007; en torno al 60 por ciento en los dos años siguientes, y para el actual se pronostica que no alcanzarán el 40 por ciento de lo autorizado. Además, se trató de imponer un límite máximo que signifique una restricción activa sobre el esfuerzo pesquero, pues de otro modo la regulación no protege el recurso y se vuelve a la llamada “carrera olímpica”. Con la cuota fijada, en 2011 deberá pescarse aproximadamente un tercio menos que este año. Esta drástica medida busca favorecer la recuperación de la biomasa del jurel, hoy mermada por la sobreexplotación. Ésta se habría producido especialmente en alta mar, en la zona adyacente a las 200 millas chilenas, principalmente por buques factoría de países lejanos, pero también en aguas chilenas, donde en apariencia se autorizaron extracciones por sobre el óptimo biológico, y por la extracción ilegal, en particular de artesanales.
El Ejecutivo logró que dicho Consejo aprobara una cuota mucho más baja que las de años anteriores, a lo que seguramente contribuyó el esfuerzo para dar a conocer el estado crítico en que se hallan varias de las principales pesquerías del país y la decisión de la autoridad de tomar medidas para revertir tal situación.
Con todo, se requerirán cuotas globales bajas por varios años para permitir que la biomasa se recupere (el jurel es un pez de crecimiento lento), por lo que será decisivo seguir contando prolongadamente con los apoyos necesarios. Para eso, la autoridad deberá fortalecer la investigación científica y explicar bien, especialmente a los más afectados -los pesqueros de la zona norte-, por qué son necesarias estas restricciones. Antecedentes validados sobre el efecto que tiene la pesca en el norte sobre la disponibilidad de recurso en el sur, y la incidencia de la talla de captura sobre la evolución de la biomasa, entre otros, ayudarían a esto.
Para que tenga sentido restringir tan sustancialmente la actividad local, Chile deberá lograr que la Organización Regional de Pesca del Pacífico Sur se haga realmente operativa, pues el jurel se desplaza dentro y fuera de la zona económica exclusiva. Si no se frena la sobreexplotación de este recurso en alta mar, su conservación seguirá amenazada, pese a los esfuerzos locales. En tal caso, los costos de corto plazo de la medida (bajas en empleo y en los retornos de las compañías) podrían no compensarse con los beneficios de largo plazo que supone una actividad pesquera sustentable. La próxima cita internacional es en enero entrante en Cali, y el Gobierno habrá de desplegar su mejor diplomacia para proteger los intereses chilenos comprometidos”.